martes, 19 de mayo de 2009

CHAVÍN de HUÁNTAR, Perú



A 462 km al noreste de LimaPerú,en el departamento de Ancash, descansa Chavín de Huántar, un sitio arqueológico que 2.000 años antes de las conquistas de los Incas fue un centor sagrado. Julio C. Tello fue el primero en excavar Chavín en 1919 y se quedó perpelejo con las maravillas de esta antigua civilización. Fundado por habitantes del altiplano, este legado cultural, se realizó gracias a los artesanos especializados y los trabajadores encargados de construir el centro ceremonial.


Su monumental arquitectura y escultura religiosa se construyeron entre los años 900 a 200 a.c. aproximadamente. Entre las secciones se encuentra un montículo en forma de plataforma trunca, plataformas laterales bajas, un pequeño patio circular hundido, y una amplia plaza rectangular semi-subterránea.



El misterio de la cultura Chavín reside en su iconografía y su arquitectura, puesto que ls esculturas representan complejas composiciones de poderosos animales de rapiña que parece provenir de tradiciones del oriente de los Andes y de las tierras bajas del trópico. 

La pirámide trunca del Antiguo Templo fue diseñada de acuerdo con las edificaciones monumentales de la costa central, y el patio circular hundido tomó su diseño básico de los complejos ceremoniales de la costa central del norte. Todas estas características ya habían sido populares en la costa por lo menos mil años antes de que los habitantes de Chavín comenzaran a emularlas. Sin embargo, no se siguió la técnica de construcción ceremonial originaria de la sierra desde épocas anteriores al año 2000 a.c.


En lugar de representar la flora y la fauna de la región los artistas de Chavín esculpieron imágenes de caimanes, jaguares y águilas con cresta, muchas veces combinadas en híbridos; animales dominantes del en las tierras bajas tropicales.

Entre sus principales obras se encuentra el Obelisco de Tello, una escultura labrada en forma de prisma que funcionaba como cen

tro de culto más que como ornamento arquitectónico. A pesar de que Tello lo descubrió en la amplia plaza rectangular de la sección más nueva del templo, es posible que ésta no fuera su ubicación original. El Obelisco es una de las pocas esculturas en las que se representan tanto plantas como animales. A un nivel básico, se observa una representación de un mito de la creación, en el cual una pareja de caimanes 

voladores ofrecen una serie de plantas domesticas pertenecientes a las tierras bajas, como la mandioca, ninguna de las cuales se cultivaba en la sierra de Chavín de Huantar.



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